Ya están ahí, las dos pruebas más duras que me quedan este año ya están ahí.
Estamos a cuatro semanas para la travesía a nado que nos llevará desde Puerto del Rosario al Castillo, 13 kilómetros, que si todo es "normal", nos tocará con viento y corrientes a favor, pero ya veremos.
Y a dos meses para la travesía más dura en la que me he embarcado, La Bocaina, 15 kilómetros en mar abierto, un mar comprendido en el triángulo que forman las islas de Lanzarote (isla desde la que se tomará la salida), Lobos y Fuerteventura como isla de destino, una auténtica locura, ya que las corrientes aumentarán la distancia, hay que nadar por tramos y corregir la trayectoria, y así todo el tiempo.
De haber sabido que a estas alturas me iba a encontrar así, no me habría inscrito, pero ya es tarde para lamentarse. El problema son los dolores de rodilla, no me están dejando entrenar como quiero, no puedo hacer fondo de carrera porque a partir del km 2-3 la rodilla derecha sigue pidiendo descanso, pero ya no tengo tiempo para dejar que descanse.
Al no entrenar las horas que debería, y no cambiar mis hábitos de comida, sigo cogiendo peso, como igual que cuando entrenaba 4-5 horas diarias, y mi barriga se está aprovechando y creo que ha hecho un pacto con el neopreno para que no entre en él.
Este fin de semana, el día 24, haré una travesía que me tomaré como un entreno más, 4,5km que tendrá como destino Gran Tarajal, esperemos que la rodilla no se queje, que el neopreno me permita nadar con él, y que llegue motivado a la meta, porque tanto problema me está quitando las ganas de entrenar.
Como última prueba del año tenía pensado repetir el Ocean Lava, el 1/2 Ironman en el que debuté en el triatlón, pero de seguir así, no podré ni intentarlo, sabiendo que en el km 6-8 la rodilla me obligaría a parar.
Nos vemos en el mar.
Somos más grandes de lo que creemos. El título de este blog viene por un regalo recibido hace tiempo, en el que aparecía la foto de un iceberg. Desde que vi esa foto, en la que se mostraba la parte sumergida del iceberg, me hizo darme cuenta que todos tenemos algo oculto que nos puede llevar a donde elijamos. Esa parte será la que consiga hacerme cumplir el sueño de ser finisher en el medio, y por qué no, algún día hacer el triatlón con mayúsculas, el Ironman.
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