miércoles, 8 de mayo de 2013

La parte más dura del entreno

Esto está llegando a su fin, bueno, en realidad será el fin de una etapa, ya que ahora estoy inscrito para la travesía de La Bocaina, cruzar a nado los 15km que separan Lanzarote de Fueretventura.

El motivo de apuntarme a esa prueba ha vuelto a ser culpa de otro pecado capital, la envidia, cada vez que veo una prueba de esas magnitudes, siempre me digo, yo también quiero ser finisher, y lo acompaño de un diseño nuevo de un tatuaje que me recuerde el resto de mis días lo que conseguí y que con esfuerzo, sacrificio y dedicación, puedo llegar a conseguir muchas cosas.

La etapa del ansiado finisher de un Ironman está llegando a su fin, no sé si lo seré, pero estoy a 10 días de comprobarlo, para ello llevo entrenando mucho tiempo. Todo empezó hace año y medio, en enero de 2012, cuando me decidí a hacer el OceanLava Lanzarote, triatón de media distancia, 1/2 Ironman, para el que estuve entrenando un embarazo completo, 9 meses.

Fueron 9 meses buenos, divertidos, con sacrificio pero divertidos, en los que la motivación iba en aumento ya que la mejoría se notaba de mes en mes, y a pesar de haber entrenado duramente llegó el día D y los nervios eran enormes, dudaba de si había sido suficiente todo lo que había hecho, si habría sido excesivo, si la bici aguantaría, ..., y en cuanto sonó el pistoletazo de salida y me puse a nadar, todo fue como los entrenos, sacrificado pero divertido, me colgué la medalla de finisher, y a pensar en la siguiente, el Ironman de Lanzarote para el que llevaba inscrito ya 2 meses.

De todo el tiempo que llevo entrenando, no sólo el que he dedicado al Ironman, si no el que empleé para los dos 1/2 Ironman que he hecho, puedo aseguraros, que el peor momento con diferencia, que la parte más dura del entreno de cada día, es el tramo que hay desde la cama o el sofá hasta la puerta de casa. Una vez has pasado esos metros, el entreno será más duro o más ameno, hará más frio o más calor, pero ni de lejos se acerca al sufrimiento que supone convencer a la cabeza para que ponga en marcha el cuerpo para darle caña, si eres capaz de salir aún de noche de entre las sábanas, serás capaz de correr bajo el sol abrasador, pedalear con viento y frio y nadar en las aguas del Atlántico.

Llegado a este punto, los deberes han de estar hechos, y lo que no esté hecho ya no hay tiempo de recuperarlo, así que sólo me queda no parar el cuerpo, seguir saliendo a nadar, hacer bici y correr para que las piernas no se duerman, e intentar deshacerme de estos nervios que me están empezando a rondar, porque ahora mismo no tengo mariposas en el estómago, tengo un banco de pirañas que me están comiendo por dentro.

Nos vemos en Lanzarote, mi dorsal será el 705, así que si me ves, dame ánimos y la fuerza la intentaré poner yo.


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