miércoles, 4 de diciembre de 2013

Recuperarse o morir!!!

Mucho tiempo es el que he pasado sufriendo en carrera. Un dolor en la parte baja y externa de la rodilla derecha me hacía parar antes de llegar al kilómetro 3.
Un dolor insoportable, un pinchazo que me calentaba la rodilla y más aún la moral.
Lo dejaba descansar una semana y me probaba, nada, todo seguía igual.
Dejaba dos semanas de descanso, y no había ninguna diferencia, siempre igual, dos kilómetros, quizás tres y aparecía el indeseado recordándome que no se había ido.
Me cambió el caracter y el estado de ánimo, pasé de entrenar de 3 a 5 horas diarias durante mucho tiempo a no poder hacer ni el huevo.
Me dolía en bici, más soportable que corriendo, pero me dolía, y si apretaba mucho aumentaba la intensidad del mismo.
Nadando, me dolía nadando, increíble, pero si nadaba batiendo, a partir de una hora de agua, el pinchazo suave se presentaba sin ser invitado, no era tan fuerte como para obligarme a parar, pero me acojonaba. De hecho estuve tiempo "temblando" y dudando de la posible lesión.

Me decidí por ir al médico después de mucho insistirme en casa, radiografía, y poco más. La radiografía no mostró nada y el médico me da cita para el trauma. Hablando con él me dice que habrá una lista de espera de tres años, SÍ, 3 AÑOS!!!!

Hablo con un colga y antiguo compañero de trabajo, Javi Olea, maratoniano, y le comento el problema y que tengo pendiente hacerme una resonancia. Me cuenta que tuvo el mismo problema y que lo solucionó con una eco y un fisio y me sugiere que haga yo lo mismo antes de gastarme la pasta en una clínica privada. Total, no perdía nada.

En Fuerteventura me dirijo a la clínica Ergodinámica, me atiende Alberto, y después de una charla y palparme la pierna unos segundos tiene clara la lesión. Me tranquiliza diciendo que es habitual y que tiene fácil solución. Cintilla iliotibial. Concertamos cita para tratarlo y me "amenaza" con que voy a sufrir. Tiemblo de nuevo, no soporto los masajes de ningún tipo.

Llega el día D, nada más sentarme en la camilla comienzo a sudar, será mi segundo masaje. Crema en las manos y comienza el castigo. Veo las estrellas de cerca varias veces, pero poco a poco va disminuyendo el dolor, las estrellas cada vez están más lejos y mi pierna más cansada. Cuarenta minutos de masaje y notaba agujetas en la pierna. Me levanté como si hubiera hecho una sesión de piernas intensa. Salgo dolorido pero sonriendo. Me recomienda tres días de reposo y que me pruebe.

Tres días más tarde, me calzo las zapatillas, nos saludamos como si fuéramos dos desconocidos, noto extraña su pisada, su ligereza, unos primeros pasos desconocidos y en pocos metros corro como antes, miro el reloj y 4:40, vamos bien, pero sólo llevaba 1km. Continúo, cero molestias, sigo, 2km, más metros, más zancadas, sonrío como un  niño, me cruzo con gente y pensarán que soy medio bobo, un tio corriendo y riendose como un loco. Al final me salieron casi 6km sin dolores pero con el rotuliano ligeramente cargado.
Vuelvo al fisio, le comento la alegría y el nuevo problema, le resta importancia, segunda sesión de masaje, y el problema del rotuliano se debe a una pédida de masa muscular. Solución, pesas, fuerza y poco a poco a volver a la rutina.

Y ahí es donde me encuentro ahora, recuperando el estado de ánimo, la alegría, los entrenos, y la vida. De momento no me voy a inscribir a nada, tengo mucho que recuperar, y no sólo a nivel físico. Tengo que recuperar el tiempo con la familia, amigos, las cañas, y una vida que tenía y que ahora había dejado a un lado para pedirles que me acompañaran. Ahora soy yo quien tiene que ser esa compañía.

Nos vemos entrenando y ahora también, en los bares.

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